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PRADA

Lo feo

Lo feo Siempre me gustó la pornografía. Durante mis épocas de desempleo, mientras estudiaba o pateaba empresas, existía siempre un trozo de mi cerebro que cruzaba, como los datos de Hacienda, datos y rostros, cuerpos y títulos.

Anoche veía la televisión y percibía con claridad la diferencia entre la pornografía y lo obsceno. No entiendes la importancia que damos a los cuerpos desnudos, al sudor, a nuestra parte animal, carente de capacidad para hacer daño. El mundo desnuda su esencia mas penosa, su intimidad, de formas terriblemente aberrantes, y todos solo observamos glotones.

Svetlana Kuznetsova, una fea mujer rusa, vence a la princesa Dementieva, bellisima zarina. No festejan de forma obscena su victoria, no lamentan ostentosamente la derrota. Son dos muchachas frias que se sonrien timidamente. Yo animaba a Dementieva. Glacial, apolinena. Pero me asombraba la tristeza de esa fea mujer, de cuerpo masculino y dientes metálicos. Ambas compartian el pudor de festejar su vida privilegiada, lejana de las obscenas miserias de su pais, la gran Rusia.

La pornografía es un mundo virtual casi hegeliano. Allí lo feo es aceptado y solo se premia la entrega, la evolución de un arte apaleado, perseguido. La carne nunca es fea. Lo feo y su estética ha condicionado la existencia de todo lo humano. Es una prueba de la selección natural nazi que reside en todos nosotros. El reino animal ha evolucionado dentro de su esquematismo. Solo nosotros percibimos en la belleza una mejor forma del rostro de Dios.

Sunrise Adams pasea cerca.

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