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PRADA

Borges-Bioy

CONVERSACIONES ENTRE JORGE LUIS BORGES Y ADOLFO BIOY CASARES (I)

El diario inédito de una amistad
Matilde Sánchez

Acceder a los cuadernos inéditos de Adolfo Bioy Casares, en los que documentara durante cuarenta años y de manera obsesiva sus conversaciones con Jorge Luis Borges, se torna un acontecimiento mayor. Acontecimiento desplegado en más de mil páginas, aún sin editor, en las que se transparenta la mirada de Bioy sobre Borges. Y para alimento y placer de sus lectores los cuadernos incluyen, como indica Matilde Sánchez, "el ejercicio de la crítica, muchas veces cruenta, un curso magistral en epigramas, arma temible cargada por la sintaxis" y, dada "la fruición del chisme", difícil se torna distinguir la "delgada línea que separa la injuria de ese otro género indefendible y tan rioplatense, el cuereo"


Borges y Bioy Casares, una amistad
fundada fuera de toda ficción.
Foto Clarín Contenidos

Un amigo de Adolfo Bioy Casares y de Jorge Luis Borges, el crítico Enrique Pezzoni era para muchos, y hasta hoy, el más virtuoso narrador de anécdotas de literatos. Hacía una verdadera historia de la literatura argentina con esa materia. Por cierto, hay quienes saben leer los chismes como lo que son: relatos indefendibles, según escribe Edgardo Cozarinsky, cuyo destino es transgredir su cerco original. Secretos pero siempre deseosos de ir en busca de nuevos damnificados. Referencista apasionado en varias lenguas -pero sin ponzoña-, tan formal, Daniel Martino dice que empezó a estudiar la obra de Bioy a mediados de los ochenta. Es el editor detrás de las memorias del escritor, quien desde 1994 custodia, por decisión expresa de Bioy, su lengua muerta, un hombre visto por algunos como el ghost editor, la "tijera fantasma". Los fragmentos inéditos que damos a conocer pertenecen a los cuadernos de ABC, en sus anotaciones referidas al amigo Jorge Luis Borges desde 1947. Se trata del diario de una amistad, en cuyo desglose Bioy y Martino trabajaron hasta 1998. El resultado fue un libro aparte, al que llamaron desde siempre el "Borges". Los días elegidos no pueden representar sus 1.500 páginas en toda su diversidad. Hemos privilegiado el retrato de un período, los años cincuenta, porque registra la mayor cantidad de entradas y por su importancia en la vida nacional.

Una vez publicado Descanso de caminantes, en 2001, el "Borges" despertó el interés de cuatro editoriales internacionales en Buenos Aires -Sudamericana, Emecé, Tusquets y Mondadori-. Permanece sin editor. En estos tomos gigantes fluye la conversación de las cenas casi diarias en casa de los Bioy, el trabajo y las lecturas compartidas. Contienen, además del retrato en espejo, el registro documental del campo literario argentino en sus años de mayor irradiación.

Buena parte del "Borges" consiste en el ejercicio de la crítica, muchas veces cruenta, un curso magistral en epigramas, arma temible cargada por la sintaxis. Si la fruición del chisme es su carácter transmisible, al ser empuñado por un escritor como Bioy contempla el horizonte de la publicación: una delgada línea separa la injuria de ese otro género indefendible y tan rioplatense, el cuereo. Nadie se salva de la amistad de estos dos, nadie; ni José Bianco ni Flaubert. Pero será la escuela viperina donde el maestro (Borges, autor del ensayito "Arte de injuriar" y de algunos de los Epitafios de la revista Martín Fierro) acabe como víctima. Será el ciego retratado mientras procura pescar una clara de huevo que escapa del tenedor. O peor, cuando se hurga los cachetes para "ver si una vez más olvidó ponerse ropa interior". Este arte del cuereo que los enhebra y los alza -al cielo más altivo, del que están excluidos hasta los clásicos-, desdobla el idioma de los argentinos en el filete bífido de los porteños, la lengua cómplice que puede decirlo todo, incluso festejar los fusilamientos del 56.

1950
Miércoles, 28 de junio. Borges llegó ayer de Tucumán. Contó que, recorriendo la ciudad con unos profesores, llegaron a un triste barrio de ranchos de paja (…). Uno de los profesores dijo: "Este barrio es muy peligroso. Hay muchos malevos", y aclaró que no había verdadero peligro de ser atacado por ladrones o asesinos, sino por homosexuales. "Todos los malevos son homosexuales". Ante la sorpresa de Borges, el doctor explicó: "La bicicleta excita al malevo. El movimiento, usted comprende. Además, el malevaje es muy inclinado al ciclismo. Si uno va en bicicleta y ve a otro de a pie, se ofrece a llevarlo. Los dos se excitan, dejan la bicicleta… Una vez, con el doctor X, vimos a dos malevos en una acequia. El doctor dijo: 'No hay por qué escandalizarse. Total a todos nos gusta'".

1952
Martes, 6 de mayo. Borges me habló de un artículo que hace años Francisco Romero publicó en Sur; en él nuestro mayor filósofo llegaba a la conclusión de que las dos operaciones esenciales y tal vez únicas de la actividad humana eran unir y separar. Borges comentó: "Es un presocrático. Tiene todo el pasado por delante". Viernes, 30 de mayo. Habló de Flaubert: "A pesar de lo mucho que se esforzaba por escribir, las frases no le salían bien. Cae, como Lugones, en un estilo burocrático que apaga el interés del lector. No trata de ser interesante; la impresión que da no es de impulso, sino de insistencia en una materia ingrata. Después de leer La tentación de San Antonio a sus amigos, le dijeron que debía dejarse de asuntos grandilocuentes, que debía buscar una historia chata. Para contestar a esos amigos escribió Madame Bovary. Qué idea de la literatura y del arte. Llegó hasta a buscar la casa donde habían vivido Bouvard y Pécuchet. Qué diferencia con Henry James. Cuando a James le contaban una historia que le parecía que le daba tema para un cuento, una vez que había oído lo esencial acallaba a los narradores: no quería oír demasiadas explicaciones ni detalles; con lo esencial trabajaba su mente y un tiempo después producía un cuento. Un método más lúcido que el de Flaubert".

1953
Domingo, 30 de agosto. Hablamos de Shakespeare. Dice que en literatura fue un amateur, the divine amateur; lo compara con Dante, verdadero literato. Recordó que las piezas de teatro no se consideraban literatura: las escribían de cualquier modo, con argumentos ajenos y hasta confusísimos. (…) Bioy: "Tal vez si se hubiera cultivado y esmerado, quizá habría perdido esa inflamada y feliz elocuencia, que es probablemente la mejor de sus virtudes. Cuando quiere ser un escritor, en los sonetos, se pierde en antítesis y en sutilezas fútiles".

Domingo, 1 de noviembre. Hablo con Borges. Ayer estuvo en casa de Ricardo Rojas, con la comisión de la Sociedad de Escritores; había allí mucha gente, que iba a saludar a Rojas, porque se cumple el cincuentenario de la publicación de su primer libro. Borges: "La casa parece un museo: un museo dedicado a él mismo. En vitrinas había ejemplares de sus libros. En marcos, páginas de Caras y Caretas, con uno de sus sonetos. Lisa Lenson [Luisa Mercedes Levinson] se dio cuenta de que todo eso era un poco raro". Bioy: "Se dio cuenta porque sabe que Ricardo Rojas es un viejo ridículo". Borges: "Tenés razón. Tal vez todos propendan a eso, pero Ricardo Rojas dispone de más materia prima. Yo pensaba: qué rico es Buenos Aires; pensar que a dos cuadras de esa casa estaba la tuya, y a dos cuadras la de Xul [Solar]. No es extraño que esa gente coexista en el espacio, sino en el tiempo". Bioy: "¿Estaba Palacios?". Borges: "Sí, es claro". Bioy: "¿Se confundieron en un abrazo y quedaron contentados?". Borges: "Debían haber peleado. Es gente del tiempo de los gauchos con barba y galera. Había una gran biblioteca y yo pensaba: 'Tal vez no haya un solo libro que se pueda leer. Puro Martí; o ni siquiera Martí, González Arrili'. La casa tiene un patio andaluz, con adornitos incásicos: Ollantay. Qué raro que Victoria [Ocampo] estuviera allí. Es un descenso". Bioy: "No. Es el descenso de la reina a las galerías de los mineros galeses". Borges: "Tenés razón: aquello era muy oscuro. Le di la mano y comprendí que había cometido una gaffe. Había que abrazarlo. ¿Te das cuenta? Abrazarlo porque hace cincuenta años que publicó un libro del que debería avergonzarse. ¿Viste los sonetos que publicó hoy en La Nación? Son pésimos. La gente dice que son malos porque son grandilocuentes. Es difícil ser grandilocuente: hay que saber serlo. Este lo es del modo más sonso, acumulando palabras como sublime".

1954
Domingo, 20 de junio. Borges me habla de un malevo Ibarra, a quien le gustaba disfrazarse: "¿Cómo no les va a gustar el carnaval? La idea que tendrán del cielo será el corso de Lomas". Yo había oído Ibarra y creía que a Néstor le gustaba disfrazarse. Borges: "Seguramente. Se ha de pasar todo el año esperando el carnaval". Martes, 7 de diciembre. Me cuenta la lectura de Manucho de unos apuntes para una novela en preparación: "No parte de una situación o de unos personajes. Parte de una situación que no es nada. Por ejemplo, una vieja que vive sola en una quinta. Después agrega episodios que le divierten, homosexualidad, porque es moderna (?), algunos muchachos que él conoce, la historia de ese príncipe portugués que fue al baile y que nadie se le acercaba porque no sabían cómo tratarlo, si de 'alteza', 'monseñor' o 'señor' y que al final se quebró ese hielo y conoció le tout Buenos Aires. Yo creo que escribe novelas porque es chismoso. Después el lector se pregunta lo que quiso decir el autor, y es precisamente lo que el autor nunca supo". Comenta también: "La gente dice que la Historia de la filosofía (o el Diccionario) de Ferrater Mora es bueno porque figuran en él las filosofías de España y de la América Latina. Es una idea muy casera. Buscan a Francisco Romero y lo encuentran. Es como si se alegraran de encontrar en una enciclopedia de medicina a la Madre María… La gente que elogia ciertas historias de la literatura en diez Es como una fotografía a la que le pegaran un pedazo para añadir personas que no salieron, o un cuadro alegórico al que se le agregara, para exponerlo en Buenos Aires, las figuras de San Martín y de Belgrano. Ha de haber una edición bantú, con un tomo sobre la literatura bantú, firmado por una autoridad caníbal, desnuda y retinta".

1955

Martes, 14 de junio. Hablamos de Proust. Yo le dije que lo que me parecía muy acertado en Proust era la inseguridad de la posición -social, económica- de la gente. "En la primera parte de una frase -exageré- se insiste sobre la solidez de una persona; en la segunda parte, se muestra un precipicio por el que esa persona puede desmoronarse. Se muestra la fragilidad de las fortunas, de las posiciones sociales". Borges: "Sí, está muy bien. Muestra los seres dependiendo unos de otros. Describe una sociedad en la que todo tiene importancia, en la que los seres pueden progresar o hundirse por acciones aparentemente intrascendentes. Pero la describe con perspicacia". Bioy: "Una sociedad horrible frecuentemente es el tema de los novelistas franceses actuales, pero estos libros modernos dan una impresión de sordidez; Proust, no". Borges: "En Proust siempre hay sol, hay luz, hay matices, hay sentido estético, hay alegría de vivir". Jueves, 15 de diciembre. Comen en casa los Mallea, Gustavo Casares, Alicia Jurado, Borges. Gustavo ponderó a España: "Qué lujo. Y qué miseria. En la iglesia de no sé qué pueblito, había que ver la plata del altar y las diademas de la virgen y uno salía ¡y qué miseria! La gente no había cambiado: era la misma del tiempo del Greco. Había un cura flaco, vestido de negro, y seguido de otro cura, de colorado, y de no sé cuántos monaguillos. Y estaban -están por todas partes en España- los enanos y las meninas de Velázquez: los quasimodos más horrorosos. El dominio de la Iglesia es impresionante: tienen a la gente en un puño, se meten en todo y embuchan el dinero". Borges: "Enumera horrores como si fueran ventajas y virtudes". Helenita Mallea: "A María Elena Walsh la corrieron porque bajó de pantalones. Qué maravilla un pueblo que conserva así la manera de ser". Borges: "Entre los esquimales encontrará aún más prejuicios. Helenita: "No me hable de esquimales: viven en lugares fríos y a mí el frío -brrrrr- me horroriza". Hablaron de lugares en donde uno viviría; yo mencioné Inglaterra, Francia, Italia, Suiza, España; Borges estaba de acuerdo: Inglaterra, Suiza, España le gustaban para vivir, pero "¿quién puede vivir fuera de Buenos Aires?", agregó.

(Cedido en exclusiva por el diario Clarín de Buenos Aires).

 

CONVERSACIONES ENTRE JORGE LUIS BORGES Y ADOLFO BIOY CASARES (Y II)

La lengua de los porteños

Las cientos de páginas en las que Bioy Casares dejó sentadas sus tertulias con Borges, aún inéditas, y cedidas a Verbigracia por el diario Clarín, develan esencialmente la óptica desde la cual Borges apreciaba el entorno. Los fragmentos que siguen dan cuenta del "ajusticiamiento" seguido así a José Bianco como a Flaubert y a Strindberg porque, como advirtiera en la primera parte de estas entregas Matilde Sánchez, Bioy y Borges se ejercitan en el arte del "cuereo"; es decir, desdoblan "el idioma de los argentinos en el filete bífido de los porteños, la lengua cómplice que puede decirlo todo, incluso festejar los fusilamientos del 56"


Borges y Bioy Casares oficiaron
también "el chisme". Foto Clarín Contenidos

1956
Martes, 12 de junio. Conversación telefónica con Borges. Giusti le dijo: "Lástima las ejecuciones. Quién sabe lo que van a pensar en México". Borges comenta: "Es la interpretación escénica de la Historia. Qué importa lo que piensen en México. Hay que hacer lo que es justo hacer". (Se refiere a los fusilamientos tras el levantamiento del general Juan J. Valle, el 9 de junio).

Sábado, 18 de agosto. Comen en casa Borges y [José] Bianco. Borges comenta el discurso de Aramburu, en Salta. Dice que lo aplaudieron mucho cuando declaró que los militares no debían gobernar. Borges: "Este aplauso: ¿no es una gaffe? ¿Cómo aplaudir su opinión sin sugerir que él, como militar, no debe estar en el Gobierno?". Evidentemente, el lenguaje de los aplausos es demasiado tosco para expresar tales matices. Le conté que los bolivianos (según la fama) responden los vivas o mueras con el grito de "¿Por qué no?". Borges se rió mucho y propuso otras fórmulas para muchedumbres: "Tal vez" o "Hipótesis atendible". También dijo: "Parece que un general, que estaba conspirando, se alegró mucho cuando un general lo arrestó. Aspiraba a ir a la presidencia; ahora va a la cárcel, muy contento porque tuvieron la atención de mandarle un general. Qué suerte que sea un imbécil". En el Buenos Aires Herald dicen que este fiero general estaba borracho cuando lo apresaron; alguien, que lo conocía, observó: "Ha de ser cierto. Se emborrachó para sacarse el miedo". Borges: "A lo mejor va a seguir contento cuando lo fusilen. Aunque no lo fusilarán: esos fusilamientos han puesto tan triste a todo el mundo. Antes no se fusilaba, solamente se torturaba". Miércoles, 18 de julio. Me habla la madre de Borges: Martínez Estrada atacó a Borges, llamándolo "turiferario, vendido y envilecido", porque ha elogiado al Gobierno. Se queja, con orgullo, de su pobreza, que le impide fumar… Parece que Borges piensa contestar impersonalmente, con respeto por el escritor. ¿Por qué esa ficción, si sabe que es un hombre equivocado y tortuoso?

Domingo, 22 de julio. Borges: "En una reunión el conde pederasta y escritorzuelo Witold Gombrowicz declara: 'Yo voy a decir un poema. Si en cinco minutos nadie propone otro tendrán que reconocer que soy el más grande poeta de Buenos Aires'. Recita: Chip Chip llamo a la chiva
(Scherzo, no desprovisto de ironía, porque chip chip se usa para llamar a las gallinas).
mientras copiaba yo al viejo rico.
(Parte descriptiva. No significa -aclara Borges- 'remedaba yo al viejo rico' sino 'copiaba a máquina lo que el viejo rico dictaba').
Oh rey de Inglaterra ¡viva!
(Castañeteos. Exaltación patriótica).
El nombre de tu esposo es Federico.
(Dénouement aristotélico).
Córdova Iturburu trató de leer algo, pero no encontró las papeletas. Gombrowicz se declaró rey de los poetas. El marido de Wally Zenner, radical de Forja, tembló de indignación y estuvo a punto de proceder".

Lunes, 8 de octubre.
Borges: "Estuve pensando que tal vez haya una ventaja en esto de Frondizi, y de Barletta y Martínez Estrada. Si fuera por nosotros, sólo se seguiría hablando de los robos del peronismo. Estos traen nuevas cosas y es como si la vida siguiera, como si ocurrieran nuevos episodios en la realidad, que dejan más lejos en el pasado a la época del peronismo. Además, hay que ver cuántas cosas pasaban entonces: muerte de Evita, incendio del Jockey Club y de los Comités, incendios de las iglesias. Ahora tiene que seguir pasando algo, para que no parezca que la vida se ha detenido". Hablamos de la Semana de la calle Callao, que ahora se cumple. Borges: "Qué idiotez esto de la Semana de la calle Callao. Qué difícil entusiasmarse. Todo empezó con los Amigos de la calle Florida. ¿Cómo no se dieron cuenta de que después iba a haber amigos de todas las calles?".

Sábado, 20 de octubre.
Borges comenta unos versos de Goethe; le parece que el segundo no tiene mayor relación con -o no procede del- primero: "En la limitación se ve el maestro./ Y únicamente la Ley nos da la libertad. Lo que se ve -dice- es el precursor del nazismo, el alemán entusiasmado con el Gobierno".

Miércoles, 12 de diciembre.
Habló de Roberto Arlt: "Era muy ingenuo. Se dejaba engañar por cualquier plan, por descabellado que fuera, para ganar mucha plata, a condición de que hubiera en él algo deshonesto. Por ejemplo, se interesó en el proyecto de instalar una feria para rematar caballos, en Avellaneda. El verdadero negocio consistiría en que clandestinamente cortarían las colas de los caballos, venderían la cerda y ganarían millones. Un negocio adicional: con las costras de las mataduras del lomo fabricarían un insecticida infalible. Era comunista: se entusiasmó con la idea de organizar una gran cadena nacional de prostíbulos, que costearían la revolución social. Era un malevo desagradable, extraordinariamente inculto. Hablábamos una noche con Ricardo Güiraldes y con Evar Méndez de un posible título para una revista. Arlt, con su voz tosca y extranjera, preguntó: '¿Por qué no le ponen El Cocodrilo? Ja, ja'. En Crítica estuvo dos días y lo echaron porque no servía para nada. No sabía hacer absolutamente nada. Me explicaron que sólo en El Mundo supieron aprovecharlo. Le encargaban cualquier cosa y después daban las páginas a otro para que las reescribiera. Dicen que reuniendo sus aguafuertes porteñas, que son trescientas y pico, podría hacerse un libro extraordinario. Imaginate lo que será eso. Las escribía todos los días, sobre lo primero que se le presentaba. Menos mal que algún otro las reescribió. Me aseguran que después se cultivó, leyó a Faulkner y todo eso lo demostró en un artículo de dos páginas, algo magnífico, en que estaba todo. Sobre la crisis de la novela: qué título. Ya te podés imaginar la idiotez que sería eso. Lo que pasa, según Arlt, es que la gente no comprende lo que es la novela, por eso hay crisis de novelas. En la novela cada personaje debe tener un destino claro, como el destino del tigre es matar. ¿Te das cuenta? Tiene que valerse de un animal para significar la sencillez del destino. Más que personajes describiría muñecos". De Ricardo Molinari dijo: "Amenazó con no seguir escribiendo si no le daban el premio de poesía. Si no le daban el premio, ya verían, él se declararía en huelga y todo el mundo saldría perjudicado". De Guillermo de Torre dijo: "Recorrió América. No trae de todo el viaje una experiencia memorable, una frase quotable (citable). Mero énfasis. ¿Se interesó por el papiamento? No. Visitó la Casa de España y el Centro de Profesores. Unicamente trajo esta observación sobre [Alfonso] Reyes, no sé si memorable: Se ha dejado crecer la barba. Como es de estatura tan baja, parece un gnomo".

1957
Lunes, 20 de mayo. Borges me cuenta que anoche comió en Morón, en casa de [Santiago] Dabove: "La conversación fue demasiado típica. Se habló de los guapos de Morón y de la mujer sueca. Parecería que no hay nada intermedio entre el pueblito de la línea del Oeste y la nación escandinava. Es como si Dabove hubiera viajado en alfombra mágica, como si no hubiera hecho escalas en ninguna parte. Habló de un grupo de guapos, todos cocheros y carreros, que no se metían con la gente decente; peleaban y se exterminaban entre ellos. Los hechos y hasta los nombres eran un poco ridículos. ¿Sabés cómo uno de ellos, para manifestarle desprecio, sacó a otro de una cancha de pelota? Se presentó con una escoba y lo sacó a golpes y como barriéndolo. El barrido se fue a otro punto y no se supo más de él. El último que quedó, el último sobreviviente de ese grupo heroico, era un petiso apodado 'Culito para Afuera'. El pobre en sus últimos años era barrendero. Dabove, de chico, lo conoció. Podría escribirse un cuento. Un grupo de personas ignorantes, casi dementes, que tienen el culto del coraje. No son criminales, no roban, no molestan a la gente. Se exterminan entre ellos. Son muy humildes. El último fue barrendero (Valhalla humilde). ¿Te das cuenta? Es perfecto. Creo que algunos eran italianos". Bioy: "¿Estaba [Manuel] Peyrou?". Borges: "No". Bioy: "Qué suerte. Cómo hubiera sufrido". Borges: "A mí me parece que no importa que alguno fuera italiano. Todos eran criollos. Además, entre gente culta, puede importar el origen de los abuelos; hay tradición y lecturas. Pero entre gente así no importa. Son como animales. Los hechos obran en ellos inmediatamente".

Viernes, 14 de junio. Borges me refiere: "Durante la comida, continuamente Manuel Mujica Láinez venía de su asiento a nuestra parte de la mesa. El propósito de estos viajes, que Mujica no ocultó, era tocar la nuca de un muchacho que lo emocionaba. 'Se parece a Belgrano', exclamó Mujica Láinez. '¿Usted, Manucho, admira a Belgrano?', preguntó Wally Zenner. '¿Cómo no voy a admirarlo? -replicó-: con esos muslos y con esas caderas'". Borges comentó: "Va Manucho al Museo de Luján y todas las antiguallas reviven. Manucho no mira los cuadros fríamente; es un contemporáneo de lo que está mirando".

Lunes, 2 de septiembre. Me refiere que Miguel, su sobrino, compró en estos días una biografía de Gardel, de quien es muy devoto. "Ay -exclamó Miguel-, qué golpe. Se llamaba Gardez y había nacido en Provenza". Borges: "Le contesté que hubiera sido peor que fuera bávaro, o belga, o suizo; que uno pudiera preguntarle: ¿De qué cantón es usted?". Bioy: "Sin duda il roulait les erres (en alusión a cómo pronuncian la erre en el sur de Francia)". Borges: "Nunca lo vi. Una vez fui con Mastronardi a un cinematógrafo, a ver La batida, con George Bancroft; anunciaron que Gardel iba a cantar al final: nos fuimos sin oírlo, porque no queríamos que el efecto del film se nos arruinara". Yo dije, y mi padre confirmó, que durante mucho tiempo Gardel cantó vestido de gaucho. Era la época de Gardel-Razzano. Mi padre: "De aspecto, Razzano, a pesar de las dos zetas, era un poco mejor". Borges: "La cara de Gardel era la típica cara del otario. Malevo, sí, pero malevo soso. Quien tenía ese mismo tipo de cara, estúpida y abundante era Florencio Sánchez. Una vez, por cuestiones políticas, detuvieron a un grupo de personas, entre las que estaba Florencio Sánchez. El vigilante lo miró y le dijo: 'Vos no. Tenés demasiada cara de otario'". Bioy: "A mí, Gardel nunca me gustó mucho como cantor de tangos. Lo vi y no me dejó ningún buen recuerdo; más me gustaron Azucena Maizani, Sofía Bozán, Rosita Quiroga. De los cantores de antes me gustaba Alberto Vila: cantaba admirablemente Agua florida. Hablamos de la posibilidad de hacer una biografía de Gardel, en la que se dijeran cosas inconvenientes, como sin darse cuenta (que era provenzal, un troubadour, que se llamaba Gardez, que era el zorzal francouruguayo, etcétera)". (…)

Sábado, 21 de septiembre. Sobre la conferencia que Jaime Dávalos dio hoy en la Biblioteca: "Usa con absoluta naturalidad expresiones como zamba adentro, tal como nosotros decimos tierra o mar adentro. La palabra baba le gusta mucho. Al final debí ofrecerle un babá con ron, hablarle de Alí Babá. (...) Por razones obvias, habló mucho del animal poeta. Dijo, sin la menor intención satírica, que el poeta hace pública su vida privada. Enseguida se refirió al gran poeta de nuestros ríos. Yo pensé: ¿Quién será? ¿Será Barbieri? No: era el sapo no sé cuántos (por 'El sapo cancionero'). Dávalos imitó el canto del sapo y después recitó un poema disparatado que le había dedicado. Contó anécdotas. Parece que tenía una estancia y que salía a trabajar al bosque, con los hacheros. (…) Todo eso estaba bien. Lástima que además recitara sus poemas". Dijo Borges que los poemas de Dávalos quieren ser musas de su tierra y que de pronto, como los de tantos otros, toman un tono lorquiano y español. Borges: "No ha de tener ninguna sensibilidad para las palabras". Bioy: "Y muy pocas lecturas. Leyó a Lorca y nada más. De inmediato agarró para ese lado. No puede prescindir de Lorca". Borges: "A Silva Valdés le pasa lo mismo. Qué raro, esa gente que para cantar a su provincia redacta un catálogo de animales y de plantas. En Zorrilla, como el verso fluye, esa terminología no es tan gravosa. En estos poemas en verso libre el mazacote se advierte". Bioy: "Quizá sea la versificación, en Zorrilla, lo que hace fluir todo ese material: en el verso libre, en cambio, no fluye; esos árboles, esos yuyos y esos animales en la realidad están más desparramados que en la página escrita. Dijo que el folklore es mucho más consciente de sí mismo que antes". Borges: "Se educan por la radio". Bioy: "Y el folklore de cada lugar ha de enriquecerse con el de otros lugares". Miércoles, 25 de septiembre. Borges me dice que el actor [Francisco] Petrone le ha propuesto que hagamos un libreto para filmar el Martín Fierro. Borges: "Tenemos que escribir hacia el tema, no desde. Hay que empezar con algo que muestre que no seguimos el libro, para que el espectador no haga comparaciones. No podemos mantener los versos, porque si no el film parecerá una ópera. Tal vez al final pueden ponerse algunos versos". Bioy: "Casi fuera del film. Casi a Hernández, en su hotel. Que el film se acepte como la vida de Martín Fierro, que luego versificó Hernández. Nadie cree que esa vida, de ser real, pudo transcurrir en verso". Borges: "Es mejor esto que si nos proponen Don Segundo. En Don Segundo todo se reduce a movimientos de hacienda, de acá para allá. Y después está esa relación desagradable entre don Segundo y el relator… Si aceptamos la proposición vamos a tener que trabajar en serio". Bioy: "Desde luego. No como para los cuentos de Bustos Domecq, últimamente, que trabajábamos muertos de sueño, una noche por mes". Borges: "Podríamos ir a tu estancia. Podrían tal vez filmarse allá algunas tomas. Es mejor describir el campo por fotografías que por frases. Se muestra un ombú y no debe uno escribir la palabra". Bioy: "No debemos parecernos a Jaime Dávalos".

1957
Jueves, 26 de septiembre. Hablamos del film sobre Martín Fierro. Borges: "Podríamos empezar un poco antes que el poema". Bioy: "Las escenas de felicidad, con la china, y cada cual levantándose de mañana a buscar su caballo, en un film nacional, pueden ser muy tontas". Borges: "Los versos son lindos, pero la escena… es casi la granja modelo. Una solución, serían los dibujos animados". Mi padre: "Es claro: 'Venía la carne con cuero, / la sabrosa carbonada y se la ve avanzar por sus propios medios'". Borges: "Se ve a Fierro como un gallo montado en un chancho. Otro problema son los indios". Bioy: "Aunque el país está lleno de gente aindiada, en nuestro film se les verá el tizne". Borges: "Petrone dijo: 'Hay que mostrarlos como sombras'". Bioy: "La vida en la frontera, será, entonces, una vida ociosa". Borges: "O si no podemos sugerir que todo lo importante ocurre en los márgenes de la pantalla. 'Voy a pelear con los indios'. 'Vengo de pelear con los indios'". Silvina: "Para indio tienen a Susana Bombal. Martínez Estrada sirve para Martín Fierro". Borges: "Para Cruz no sabríamos por quién decidirnos. ¿[Los editores Gonzalo] Losada o [de Sudamericana, Antoni] López Llausás?". Bioy: "Podrían aprovecharse los pieles rojas de una película norteamericana". Borges: "Es claro. Hacer una suerte de centón. Tal vez convendrían más los esquimales, porque la gente no los reconocería como pieles rojas. Para el Viejo Vizcacha -el personaje filosófico que interesa a Petrone, ¡qué idea de la filosofía!- habrá algún putito de la Sade. Y con Sábato, ¿qué hacemos? Me han dicho que está pobrísimo. Traté de compadecerlo pero no puedo: es difícil compadecerse de Sábato". Silvina: "¿Y qué tal es, como persona, Petrone? ¿Es antipático?". Borges: "Antipático, no, pero la conversación con él está llena de desencuentros. En realidad, va a ser muy difícil de hacer el film. Pensá: cuando se vea el ejército, la bandera argentina, y la gente tratando de huir para que no la enganchen. Va a parecer un ataque contra el ejército, en favor del Descamisado…".

Bioy: "La posibilidad está en el libro". Borges: "Habría que mostrarlo a Fierro como a un hombre a quien el azar de las circunstancias va convirtiendo en criminal y después se le descorre el velo, comprende lo atroz de su destino y habla. Un personaje de Bernard Shaw es nuestra única posibilidad. Los consejos que da, entonces, deben ser verdaderos, no como los que da el libro, tan de ocasión. De todos modos, no veo cómo vamos a evitar que se vea ese destino como el de un peronista perseguido por la sociedad y el ejército: se verá al ejército en un mal papel y se pensará que es un ataque al ejército de hoy". Bioy: "Habría que mostrarlo en un mundo tan duro que no se tome como metáfora de otro". Borges: "Sería un mundo muy duro". Bioy: "Mostrar un destino individual. Como en las novelas de Faulkner". Borges: "Sí, hechos que ocurrieron una sola vez; esa sola vez".

1958
Sábado, 2 de julio. Leemos cuentos para el concurso. Borges: "Cuántas formas del error". De un cuento: "Con qué minuciosidad y complejidad explica cosas desprovistas de toda importancia".

1960
Domingo, 6 de noviembre. Come en casa Borges. (…) Dice: "Strindberg es pésimo. ¿Cómo pueden compararlo con Ibsen? Una vez, Strindberg publicó la descripción de un almuerzo; su anfitrión, desesperado por el retrato que de él se presentaba, se suicidó. Es que un artista no se resigna a contar exactamente cómo fue un almuerzo en una casa burguesa. Inventa algo". (…)

Sábado, 31 de diciembre. Come en casa Borges. Brindamos con champagne. Después de comer, Borges y yo vamos a la ventana de la sala de Silvina, a esperar las doce. Borges: "Esperamos algo que no sabemos bien en qué consiste". Miro los árboles y los senderos de la plaza, la estatua de Alvear y pienso en la máquina del tiempo de Wells y en que todos somos unas máquinas de tiempo de vuelo de ave de corral. "Qué raro -comenta Borges- que en tantos años como viví no hubiera un momento en que yo haya estado más adelante en el futuro que ahora".

(Cedido en exclusiva por el diario Clarín de Buenos Aires).

Matilde Sánchez. Periodista y escritora argentina

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